Noticias de AWR

Por el personal de AWR

Este joven escritor es un oyente regular de AWR, en Nepal y si el programa diario de media hora no sale al aire en su estación FM local, él llamará para preguntar que está pasando.

Hola, soy el famoso Niravla, residente de Inaruwa, Sunsari. Tengo 13 años de edad, y estudio en una escuela de inglés.

Durante mis vacaciones, yo estaba sintonizando la radio, y sin saberlo yo, sintonicé el programa de la Voz de la Esperanza.

Al principio en Nepal, había una sola religión. Ningún otro Dios o actividades religiosas eran conocidos o escuchados.  Yo no sabía mucho acerca de otras religiones; es por eso que sentí que el programa era algo entretenido y diferente. Después de eso, cada vez que tenía la oportunidad, yo solía escuchar este programa.  Se convirtió en un amigo mío.

Sin embargo, estoy confundido si debería llamar a este programa, mi amigo o mi maestro, ya que este programa me ha hablado mucho de la vida y de la civilización humana. Después de escuchar este programa, mi estilo de vida, comportamientos y hábitos han cambiado sin saberlo. Mis amigos, mis vecinos, y mis familiares con frecuencia me preguntan cómo estos cambios buenos y positivos han ocurrido en mí, a lo que yo les respondo con una suave sonrisa. Siento que por fin he encontrado un verdadero Padre/Dios, porque encontré la oportunidad de escuchar al [instructor] de la vida.

Escuchando los discursos divinos de Jesús a través del lenguaje puro y sencillo del Pastor Umesh Pokharel en mi propio lenguaje materno, me quedé sin palabras para explicar mi gozo. Para mí, el valor de la Voz de la Esperanza es más que un plato lleno de frutas deliciosas y dulces o un armario lleno de ropa lujosa.

Antes de escuchar este programa, yo no tenía interés en Dios y religión, pero después de escuchar este programa no tenía interés en las actividades no religiosas. Yo conozco a mi Dios ahora. Tuve la oportunidad de escuchar la voz divina y la dirección dada por Jesús a los seres humanos en mi propio lenguaje materno. Los cambios que se han producido en mí son el resultado de las intervenciones divinas.